¿Y luego sabe qué hacemos? ¡Lo calentamos de nuevo! Esta vez, aumentamos el calor, nuestros átomos de carbono se deshacen de sus hidrógenos y los anillos se vuelven aromáticos. Este polímero constituye una serie de anillos piridínicos fusionados.
Luego... lo calentamos... ¡OTRA VEZ! De este modo, haciéndolo a unos 400-600 oC se logra que las cadenas adyacentes se unan de esta manera:
Esto libera hidrógeno y nos da un polímero de anillos fusionados en forma de cinta. ¡Pero no crea que hemos terminado! Retomamos el calentamiento y lo aumentamos desde 600 hasta 1300 oC. Cuando ésto sucede, nuestras nuevas cintas se unirán para formar cintas más anchas, como éstas:
De este modo se libera nitrógeno. Como usted puede observar en el polímero que obtenemos, existen átomos de nitrógeno en los extremos y estas nuevas cintas pueden unirse para formar cintas aún más anchas. A medida que ocurre ésto, se libera más y más nitrógeno. Cuando terminamos, las cintas son extremadamente anchas y la mayor parte del nitrógeno se liberó, quedándonos con una estructura que es casi carbono puro en su forma de grafito. Por eso a estos materiales les decimos fibras de carbono.